La crisis paralizó muchas vidas

En la crisis de 2008, hubo muchas personas que perdieron su trabajo. Es obvio, las estadísticas lo indican. Estas personas, estaban bien o mal en sus trabajos y dejaron de trabajar. En muchos casos, han tardado años en recuperarlos siendo una experiencia muy desagradable. Pero no todo fue negativo, algunos supieron adaptarse y disfrutar de situaciones nuevas, como ir a dejar a los niños al colegio o tener tiempo para ellos.

Pero no es de este colectivo del que queremos escribir hoy. Es el de las personas que han conservado su trabajo y que no se han cambiado de trabajo por precaución.

¿Cómo me voy a arriesgar estando asi las cosas?

La realidad es que la rotación de personal voluntaria bajó mucho. No por deseo, sino por miedo. Por lo tanto, hay un porcentaje de los trabajadores se mantienen en el puesto sin querer estar en él.

No les satisface, no les gusta, tienen malas relaciones, no se sienten valorados, se han estancado, las cosas deberían hacer de otra forma, pueden ser frases que podemos escuchar.

Muchos son los afortunados que mantuvieron su trabajo pero que se han convertido en desgraciados. Aceptando situaciones que en otras ocasiones no aceptarían y dificultando el desarrollo personal y profesional.

El problema de la situación es que el miedo es adhesivo y cuando uno reacciona por miedo y proteger su puesto, no se dedica a crear, hacer, mejorar o disfrutar.

Los seres humanos evolucionamos, queremos aprender, jugar, disfrutar, hacer cosas nuevas, hacer las cosas bien, crear. Si el puesto de trabajo no te lo permite te sientes estancado.

Es a todo es a lo que decimos que paralizó las vidas. Tienen lo imprescindible pero no lo necesario.

Dejarse atrapar por el miedo y el entorno tiene sus ventajas pero te hace desgraciado. 

¿Qué podemos hacer?

Riesgo calculado. Comprender la situación, analizar las alternativas y poner en marcha un plan que haga que tu vida deje de ser gris y que esté llena de colores.

Haz una prueba

Al entrar mañana a trabajar mira la cada del resto de los trabajadores. ¿Están contentos, emocionados, felices, concentrados o en cambio están decaídos, aburridos, desilusionados…?

Posteriormente vete al baño y mira al espejo. 

Conclusiones: Si la mayoría están poco motivados, tiene que ver con la empresa, si sólo estás tu, tiene que ver contigo. Si no ocurre en ninguno de los casos, enhorabuena. Estás en un buen sitio disfrútalo y desarróllate.

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