Por dónde vivimos y la época en la que vivimos nos toca vivir una vida fácil, con muchas comodidades pero compleja. Para vivirla hay muchos procesos que hace que acabe siendo estresante.
Si comparamos nuestras vidas con hace 75 años, la revolución ha sido enorme. Pero tanto cambio, no significa que sea fácil de digerir y no siempre nos lleva a una mayor satisfacción.
Hoy no te planteas si vas a comer, sino la cantidad de grasas, carbohidratos, si tiene gluten o si puedo mezclar no se que componente con otro. Ir de un sitio para otro muchas veces no se hacía y en caso de hacerlo tenías poco donde elegir. Hoy te pasas el día yendo de un sitio para otro. Pasabas frío, poca ropas se tenían y la vida venía regida por las actividades del campo o de la fábrica o de la tienda.
A su vez, cada uno tenía unos roles muy definidos y ahora cada uno los define y los negocia.
Es decir vivir ahora es más fácil. Tenemos de todo y en abundancia y nuestras mayores dificultades vienen de:
- ELEGIR entre lo que tenemos o podemos tener.
- TIEMPO hacemos tantas cosas que no tenemos tiempo.
- ESTRÉS. Andamos sobrerevolucionados y nos cuesta disfrutar de lo que tenemos.
Potencia sin control
Antes la vida era simple pero dura. Hoy es fácil pero compleja. Para sacarle el mayor partido debemos
Intentar conseguir que la vida siga siendo fácil y, a la vez, más sencilla o simple.
¿Cómo lo hemos conseguido?
Nosotros lo hemos resuelto, pero para ello hemos tenido que realizar un Emprendimiento Vital importante.
- Hemos cambiado de trabajo. Dejamos nuestras empresas y montamos una empresa propia.
- Cambio de lugar de residencia. Dejamos una gran ciudad y nos hemos ido a vivir a un pueblo.
- Cambios en salud. Como consecuencia del cambio vital mis analíticas están limpias de asteriscos, a pesar de tener años más.
¿Hace falta tanto cambio para simplificar la vida?
No necesariamente. Pero si hacemos lo mismo en el mismo entorno es difícil un cambio. Hay muchas personas que ya viven una vida menos compleja. Nosotros, con nuestra antigua organización de vida, no encontramos mejor cambio vital que el disruptivo.
La realidad es que si tienes hijos, vives en una gran ciudad, los dos trabajáis y este trabajo no tiene turnos cerrados, tienes un coctel muy bueno. Tendrás de todo, pero no podrás disfrutarlo.
Ejemplo
A ver si me equivoco mucho. Tendrás que llevar a los hijos al colegio, ir a trabajar (probablmente más de 8 horas reales). Si tienes turno partido, ni te cuento. Tendrás un atasco o transporte público de entre 30 minutos y 60 minutos o más. Alguién tendrá que recoger a los niños. Cuando llegas a casa, después de hacer algún recado, empieza la marabunta de estudia, cena y descansa un poco antes de acostarte y caes en la cama si llegar a decir buenas noches. Bueno, no está mal, pero todavía te queda los pensamientos:
- El tiempo con los hijos ha sido corto y no ha sido «tiempo de calidad».
- No he hecho ejercicio y ya estamos a jueves. No se para que pago el gimnasio.
- En el coche he llamado a un amigo que hace mucho que no le veo. A ver cuando quedamos.
- Otra vez me sale esta barriga. Jo, me tengo que cuidar. Al final tendré que tomarme un Danacol.
- Ah, mi madre, no la he llamado, si hoy le hacían las pruebas. Voy a mandarle un Whatsapp.
- Este fin de semana tenemos que ir a la compra. La nevera está pelada, y al cine, que se lo prometí al pequeño.
- El lunes empiezo la dieta y a hacer ejercicio y a quedar con los amigos y… que sueño. Buenas noch…
El fin de semana, cuando juntamos nuestro tiempo de ocio es una gincana. Miles de planes para que todo el esfuerzo de entre semana esté justificado. Y llegas al lunes tan cansado/a que empiezas todos los cambios el próximo lunes o en vacaciones.
¿Te sientes identificado/a?
Nosotros no eramos así, aunque en esencia si. Tras ver distintas maneras de hacer el cambio para vivir mejor o más sencillo, hicimos el cambio disruptivo. Nos ha salido muy bien, pero como es lógico no siempre pasa.
¿Qué puedes hacer sin cambiar toda tu vida?
Nuestro primer consejo es observar. Cómo es tu vida, qué te gusta y qué no te gusta. A qué estarías en disposición a renunciar y a qué no. Qué es lo importante y qué es lo supérfluo, qué realmente no te funciona y qué no te funciona.
Una vez tienes las cosas claras, SIMPLIFICA. Hay varias formas de hacerlo, pero en tu caso, serás quien sepa que hay que hacer.
¿Cómo se simplifica?
Presentamos algunos ejemplos.
- Eliminando obligaciones. Si te has apuntado al gimnasio o a clases de inglés y no vas casi. Olvídate. Gana tiempo en tu agenda. Ya lo harás. Hoy solo te da complicaciones. Si quieres ir un día, busca uno que puedas pagar por sesión o haz footing.
- Paga. Hay cosas que haces tú y que podrían hacer otra persona. Puede ser limpieza, hacer los impuestos o lo que te traigan la compra a casa.
- Genera cambios. Un cambio de turno puede librarte de los atascos, un cambio de vivienda a una más cercana del trabajo o del colegio (sobre todo si vives de alquiler) también simplifica. O acogerse un tiempo a una reducción de jornada durante un tiempo o salir del trabajo a tu hora aunque dejer trabajo por hacer (ojo, depende de la situación).
- Cambia roles. Reparte los roles. Es más fácil que cada uno se encargue de una actividad (aunque con flexibilidad) que todos a todo. La clave es que todos aporten lo mismo, no que todos hagamos lo mismo.
- Haciendo otras cosas. Puede que otras actividades distintas a las que haces si quepan en tu agenda y te puede servir de sustitutivo.
Aquí falta un criterio
Hemos dicho que tenías que observarte y decidir lo que era más importante y lo que era menos. Ya tenemos un criterio. ¿Qué hacemos con él?
- Cambio importante. Utiliza la eficacia. Consigue el objetivo. No es tan importante optimizar. Si vas a perder el avión no busques el medio de transporte más barato, busca el que te asegura que llegues.
- Cambio menos importante. Eficiencia. Conseguir el objetivo con menos recursos.
Muchas veces nos complicamos la vida en buscar la eficiencia en todas nuestras acciones. Somos unas máquinas de la optimización. Hasta tal punto que llenamos nuestras agendas de actividades que nos hacen cumplirlas a costa vivir mal. Con sueño, cansados, sin disfutar de los grandes recursos que tenemos.
Se menos eficiente y más eficaz. Si quedas con alguien, no montes un plan luego. No es una competición de cuantos planes haces. Pon a su disposición tu tiempo. Si sobra, disfruta un poco de no hacer nada, vuelve dando un paseo por el camino bonito, no por el rápido. O entra en esa tienda que tiene el escaparate que tanto te llama la atención, aunque no vayas a comprar nada.
Unas vacaciones fuimos una semana a Estambul. Es una ciudad preciosa y con mil cosas que visitar, además de la Mezquita Azul. Y merece la pena vivirla. Bueno, pues en un paseo apareció una marabunta de un crucero que tenían 6 horas para visitarla. Bajaban a toda velocidad. Luego habrán dicho que en esta semana habrán visitado no se cuantas ciudades. Y tendrán la cámara llena de fotos.
¿Y en el trabajo?
Cuando montamos la empresa teníamos que buscar clientes y empezamos la ronda de visitas por empresas de Madrid, que es donde conocíamos a personas. Pensemos que hasta que te haces hueco en el mercado, conseguir visitas comerciales para presentarte es difícil. Pues como es lógico, intentaba juntarlas en un día para optimizar.
El tiempo me dijo que era un error. Si es importante y tienes pocas opciones, hay que ser eficaz. ¿Cómo? Preparándote muy bien la visita y demostrando que para tí es lo más importante. La realidad es que las visitas en lugar de 30 minutos se convertían de media en 90 minutos y que, si montaba varias por la mañana tenía que cortarla para llegar a la segunda. Fueron más rentables pocas pero buenas que muchas comprimidas.
¿Cómo calmo mi tendencia optimizadora? Generalmente aprovecho para comer con alguien y, entre medias, programo como posible algunas compras o alguna actividad díficil de hacer en Toledo. Pero si no la hago no pasa nada.
Conclusión
Nuestra vida es fácil. No tenemos frío, hambre, dormimos en colchones, tenemos seguridad, centros médicos, ocio, cultura. Tenemos de todo sin esfuerzo.
Pero la organización de la vida es compleja, sin tiempo, a un ritmo desenfrenado y sin poder hacer las cosas bien.
Párate un momento y reflexiona. Define lo Importante y lo accesorio. Se eficaz o eficiente según convenga y haz cambios en tu vida para que eso suceda.
Si no ves cómo adaptar tu vida y quieres algo distinto, haz un cambio disruptivo en tu vida.