Messi tiene la culpa pero no es el culpable

Este lioso título lo resume todo. Messi parece que se ha equivocado y, por tanto, es responsable de sus actos, pero todo ha pasado porque los demás se han equivocado y mucho. Empecemos por el principio.

¿Quién es Messi?

Leo Messi es un jugador de fútbol, que forma parte del Fútbol Club Barcelona. En el mundo del fútbol, se dice que es el mejor jugador de toda la historia. Si eso no fuese así, al menos estaría entre los 10 mejores futbolistas de todos los tiempos. En esto, estarían todos los aficionados de acuerdo.

Desde muy pequeño (también de estatura, puesto que le llamaban «la pulga»), era un virtuoso del fútbol. Un genio. Y también una persona tímida, huraña y muy especial, pero con un talento único.

Desde los 13 años se sabía que iba a ser una gran figura y fue contratado por el Barcelona. Cuando vino a España se trajo a su familia con él. Fue una apuesta arriesgada, que les salió a todos bien. Su valor en el terreno de juego fue en aumento, hasta cobrar actualmente unos 50 millones de euros al año, libres de impuestos.

Con el paso del tiempo, sigue siendo ese niño al que le encanta jugar al fútbol (aunque últimamente no tanto) y, además del rol de jugador, ha asumido otros roles, como pueden ser dar ruedas de prensa, ser capitán…

¿Por qué es actualidad?

Durante este verano ha decidido dejar su club, donde teóricamente se iba a jubilar. Para ello, ha enviado un burofax diciendo que se quería marchar, sin comunicárselo antes al club y, en definitiva, de manera poco elegante. Ese burofax, que él pensaba que le habilitaba para cambiarse de club sin penalización por rescisión de contrato, resulta que implica que, si cambia de club este año, tiene que indemnizar al Barça con 700 millones de euros.

El club, perplejo, le ha dicho que si se quiere ir ellos no le ponen trabas, pero que pague la cláusula de rescisión.

Es cierto que en su contrato tenía una cláusula que decía que, si comunicaba que dejaba el club antes del 30 de junio, no tenía que pagar por la cláusula de rescisión. Pero el burofax lo envió después de esa fecha, por lo que tiene que pagar los 700 millones para irse.

La última decisión, es que se queda en el club.

¿Por qué actuó así Messi?

Como es lógico, desde Emprendimiento Vital no tenemos ni idea, pero nos imaginamos que:

  • Messi estaba enfadado. Lleva unas cuantas temporadas sin ganar grandes títulos, hay descontento con la directiva, perdieron en la Champion League 8-2, no le gustaba el entrenador, lo intentaba en el campo pero no le salía… Le quedan pocos años de carrera a alto nivel y no hay un proyecto deportivo sólido para él en el Barça. En definitiva: no le gustaba el pasado reciente, está frustrado con el presente y no tiene perspectivas de futuro. En la prensa dicen que se ofreció a su antiguo entrenador Pep Guardiola.
  • Estuvo mal asesorado. El representante que gestiona sus contratos es Jorge Messi, su padre. Sin duda, es una persona de confianza, pero sería una casualidad poco probable que también fuera el mejor representante para él. En una situación normal no es mala idea que te represente tu padre, pues sabes que luchará siempre por ti y, aunque la negociación no fuese perfecta, todo queda en casa. El problema es que, en este caso, tomó una decisión muy equivocada y de principiante.

Si no se dieron cuenta de que se les había pasado el plazo para las comunicaciones es terrible, pero si se dieron cuenta es todavía peor. Una «cagada» en toda regla.

Consecuencia

Messi esta temporada jugará en el Barça, pero se ha puesto al público en su contra y ha echado un borrón a su carrera con algo extradeportivo. Además, se ha complicado su próxima salida a un club serio.

Puesto que es decisión de Messi, estas consecuencias son su responsabilidad. Ya tenemos la explicación a la primera parte del titular.

¿Por qué no es el culpable?

Messi es un jugador excepcional, igual que muchos genios de la informática que son excepcionales para diseñar programas en su garaje, pero no para el resto de las responsabilidades de un negocio, o los propios asuntos de la vida cotidiana. Si fuera informático, Messi sería un «Freak». No se tome este calificativo como insulto, sino como descripción de una persona con una forma de ser muy especial, que le hace excepcional para el fútbol, pero no necesariamente para el resto de las actividades.

¿En qué actividades no tenía que haber entrado?

Según dicen en la prensa, podemos enumerar:

  • Capitán del equipo. Las funciones de liderazgo dentro del campo no son las mismas que fuera del campo, en el vestuario.
  • Ruedas de prensa.  En 20 años ni ha aprendido a gestionar a la prensa, ni le ha interesado hacerlo.
  • Decisión sobre jugadores y entrenadores.  Dicen que quiso imponer y/o quitar a algunos jugadores con los que se sentía cómodo en el campo y que le ha hecho la vida imposible a algunos entrenadores. Esa es función del cuerpo técnico y la directiva, no de un jugador, por bueno que sea.

Hay otros jugadores con un perfil diferente, tipo Gerard Piqué, que no tienen problemas en organizar la Copa Davis, hacer una rueda de prensa de alto impacto o liderar un grupo. Pero lo cierto es que Piqué, aunque es un muy buen jugador, no está en la lista de mejores del mundo.

¿Por qué no debe participar Messi en estas actividades?

Messi es un gran personal técnico de fútbol. ¡Ojo! No es entrenador, sino un especialista de máximo nivel, pero probablemente un mediocre gestor y gerente. Al otorgarle responsabilidades para las que es mediocre, el resultado es mediocre y frustrante. Los equipos quedan descompensados y eclipsados ante la estrella, es decir, pierden la característica principal que tiene un equipo.

Es igual que Clint Eastwood en «El Sargento de Hierro». Rómpase en caso de guerra. En la vida normal, acaba en peleas y no es especialmente operativo. En la batalla, quiero que mi compañero sea el Sargento de Hierro.

Para conseguir su máximo rendimiento, Messi tendría que estar aislado de todo lo que no sea entrenar y jugar partidos. El resto de actividades le convierten en vulgar, como dice la canción.

«Cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario».

¿Quién tiene la culpa?

Aquellas personas que, en lugar de protegerle, le han dado roles que no debía asumir. A las personas hay que cuidarlas y a las personas especiales, más.

  • Directiva y equipo técnico. Tiene que ser uno más y participar únicamente en el rol de jugador. No puede elegir jugadores, forma de jugar o entrenadores.
  • Jugadores. Desconozco cómo se eligen los capitanes en equipos de élite, pero Messi no debería serlo. Como mucho, de manera testimonial. Tiene que ser una ficha del tablero, pero una ficha con superpoderes. El resto de los jugadores, cómo es un genio y la directiva le da superpoderes, asumen su liderazgo en el campo. Pero como líder, probablemente le falten competencias. Mínimo, la competencia de «comunicación», para empezar.
  • Representante. Un buen representante sabe guiar a su jugador. La película «Jerry Maguire» lo narraba muy bien. No es fácil mantener la presión y no sucumbir a los halagos. El representante tenía que haber frenado estas actividades, aunque puede que las haya potenciado.
  • Los aficionados. Los seguidores de los equipos quieren más y más de los jugadores. Influidos por lo que ven en el campo y por la prensa, están necesitados de héroes. Y a los héroes se les permiten acciones que a otros no se les permitirían.   
  • La prensa deportiva. Tienen más peso de lo esperable en los clubes de fútbol. Forman parte del negocio y necesitan ídolos y «rencillas» para vender más. Ayudan a encumbrar a futbolistas, a convertirlos en ídolos y les piden más de lo que pueden dar. En cualquier caso, no tienen un poder directo. 
Repetimos, Messi es responsable de sus actos, pero el resto ayudó mucho para que esto pasase.
 
«Entre todos lo mataron y él solo se murió». 

Y esto, ¿sólo pasa en el fútbol?

No. Es muy típico en las empresas que está mal diseñadas para tener grandes expertos.
En la mayoría de las empresas, tienes un técnico que es excelente y para mejorar en la empresa le asciendes de puesto, asociando al puesto equipo, presupuesto, coordinación…
Imagina que tienes un gran comercial. Vende mucho y los clientes están muy contentos. Como es bueno, en lugar de dejarle hacer magníficamente su trabajo, le pones de director comercial, donde ya no se dedica a vender sino a gestionar y a dirigir a otras personas. Por supuesto, lo hace mal, porque tu vendedor estrella es vendedor, no gestor de equipos y le acabas echando de la empresa.
Esa persona era feliz vendiendo e infeliz dirigiendo. También ocurre lo contrario, un vendedor mediocre puede ser un gran director comercial. Requiere competencias distintas.
En el mundo de la informática ocurre lo mismo. Hay mucho «freak» de la programación, que son genios a los que se les convierte en inútiles porque les ponen a dirigir equipos y a gestionar cosas que no tienen que ver con la programación. Acaban deseando que llegue la hora de irse a casa.

La importancia de los expertos

Este ejemplo también va de expertos. Messi se equivocó en algo demasiado simple. La situación era dura y emocionalmente compleja, pero simple. Mandó un burofax exigiendo algo que por contrato no podía exigir. Además, lo hizo sin antes cerrar acuerdos con las partes.
Seguramente, era el momento de haber tenido a un representante de máximo nivel con un departamento jurídico muy fuerte y que hubiera jugado a varios palos.
Los expertos no son necesarios cuando todo es fácil y evidente, sino cuando hay momentos complejos y difíciles.
Es posible que un buen representante le hubiera sabido dar solución a su frustración de una manera más adecuada y le hubiera alejado de las actividades para las que es más mediocre.
No digo que Jorge Messi, su padre y representante no sea experto, pero parece que no ha actuado como tal.

Resumen

Como resumen, podemos aprender varias lecciones de esta situación.

  1. Leo Messi se equivocó y su entorno le ayudó a hacerlo.
  2. Ser un genio en algo concreto, no nos hace serlo para el resto de las actividades también.
  3. Si queremos mantener a un genio, debemos protegerle de si mismo y facilitarle su actividad diaria, para la que no es un genio.
  4. El entorno de Messi no le protegió sino que le complació en sus deseos, convirtiéndose en su peor enemigo.
  5. Nadie es genial en todo. Eso es una aureola que crean los fanáticos y los interesados.
  6.  Todos los días hay casos Messi en las empresas, donde las personas abandonan sus puestos, sin haber cerrado con una nueva empresa, o tomando decisiones sin contar con expertos.
  7. Hay carreras laborales que abocan necesariamente al fracaso, pues es muy improbable ser un excelente técnico y un excelente gestor y un excelente directivo y un excelente líder. 
  8. Cuando ocupas un puesto de trabajo, hay parte del trato de los demás que se debe al poder que ostenta el puesto. Una vez que lo dejas, ese trato se te retira. Messi, dejará de ser un héroe para ser un villano, en el momento que se vaya a otro club.
  9. La consulta a los profesionales a veces es imprescindible y marca la diferencia entre hacer las cosas bien o hacerlas catastróficamente. 
  10. Si Messi leyera esta entrada no podría cobijarse en el entorno. Es responsable de sus actos. Su actuación fue un gran fallo y le debería hacer reflexionar sobre cuál debe ser su papel en un campo de fútbol.

Nota

Toda esta entrada son elucubraciones. No sabemos de fútbol, ni tenemos información especial. Lo comentado en esta entrada está extraído de prensa deportiva y, en muchas ocasiones, de opiniones de periodistas. No es tan importante la exactitud de los datos, como los aprendizajes de la situación. Estamos abiertos a cualquier rectificación sobre los hechos, pues no somos expertos en prensa deportiva.

Grupo de Facebook

Banner acceso al grupo de facebook 

Deja un comentario

Las noticias más actuales

Suscríbete a nuestra Newsletter

Recibe nuestras novedades en tu correo