Rafa Nadal, un mal ejemplo a seguir

Los resultados de Rafa Nadal son dignos de elogio, un gran deportista con resultados extraordinarios. Es un ejemplo de 100/100 del que hablábamos en la entrada: Principio del Pareto 80/20.

Entonces, ¿Por qué es un mal ejemplo a seguir?

En primer lugar tienes que plantearte si quieres dedicar toda tu vida a una sola faceta de la misma. Dedicar toda tu vida al tenis o a aquello lo que quieras ser el número 1. Además, muchos años sin tener una relación normal con familia, amigos, hobbies, siendo observado por todos.

Por otro lado, debes tener unas capacidades excepcionales para lo que hagas si quieres ser el número uno. En el caso de Nadal, además de un físico poderoso, requiere unas capacidades psicológicas únicas. Eso le permite salir de una lesión que genera desconfianza, jugar contra el número 1 del mundo con 10 años menos y remontar un partido que dura 5 horas.

Todo ello venciendo al dolor que todos los deportistas de élite tienen de continuo como término general.

¿Merece la pena?

Hay muchos profesionales a los que sí le merece la pena y otros no. Toda esa presión les hace no disfrutar de lo que hacen.

Te recomendamos que veas el documental «Dancer» sobre Sergei Polunin. En el se narra como la presión para llegar a ser el número uno de la danza mundial, los dolores que tenía que soportar y las exigencias que implicaba no le merecían la pena y abandonó la danza en su momento de mayor proyección.

¿Quiero ser el número 1?

En caso negativo, probablemente hay un camino más fácil y más agradable que el recorrido y eficaz para tus objetivos. En ese caso no hay duda, no imites lo que hace Rafa Nadal.

Si realmente quieres ser el número 1 tendrás que encontrar tu propio método. Sabes que tienes que hacer renuncias, esfuerzos y sacrificios, pero probablemente tu camino a seguir será diferente, pues Rafa Nadal tiene unas características que le exigen esforzarse más en unos aspecto que en otros. Igual te ocurrirá a tí pero en otros aspectos.

¿Y si no llego?

Hay ejemplos de todos los tipos. En la música, la danza, el deporte y, por supuesto, en el mundo empresarial.

Cuando muchas personas compiten por un único puesto la mayoría no lo consigue, forma parte del juego y es por lo que tiene tanto valor conseguir ese primer puesto. Si realmente te gusta lo que haces, hay muchas formas de seguir vinculado a lo que haces. No conseguirás el 100% del objetivo pero puedes vivir de tu pasión.

Algunas personas que juegan a todo o nada, deciden alejarse completamente de su pasión, pues necesitan estar arriba para disfrutarlo.

¿Cómo saber si lo debo intentar?

Quien no lo intenta no lo consigue, pero solo uno de los que lo intentan lo consigue. Por ello, es recomendable asegurar que eres capaz de disfrutar del camino, no solo de la meta.

• Si disfrutas de lo que haces, de los avances y comprendes los retrocesos como un reto, puedes intentar ser Rafa Nadal a tu modo.
• Si solo disfrutas del triunfo y no de lo que tienes que hacer para conseguirlo, probablemente no sea una buena idea, ni aunque lo consigas.

Es una manera poco sana de afrontarla. Cuando levantes la copa o te pongas la medalla es posible que pienses que todo el esfuerzo no ha merecido la pena. Probablemente se deba a que sobreestimabas el valor de conseguirlo e infraestimabas el camino para conseguirlo.

Este fenómeno lo explicó muy bien Martin Seligman en el libro Indefensión.