El puesto de sustanciero desapareció hace años. No, no fue la aparición de la inteligencia artificial ni los móviles ni los ordenadores. Hay puestos que aparecen y que desaparecen. Pero en realidad, no hace tanto.
Yo conocía la historia porque me la habían contando, de época del hambre de la postguerra. De esa en la que se hablaba de «más claro que el caldo de un hospicio». Puede que también los hubiera en la época de El lazarillo de Tormes, pero a mi me lo contaron de un pueblo de Toledo.
¿Sabes quien era un sustanciero?
El sustanciero y otras curiosidades del mundo del jamón
Sí, ahora nos parece increíble, pero en la posguerra española existía el oficio del sustanciero, que recorría las calles con un hueso de jamón (a veces también de vaca) atado al extremo de una cuerda y lo alquilaba a las amas de casa por tiempo, para que lo añadieran a las cocciones de sus guisos y les “dieran sabor”. El precio convenido era comúnmente una peseta el cuarto de hora.
Se cuenta que, a grito pelado, pregonaba:
“!Sustancia! ¿Quién quiere sustancia para el puchero? Traigo un hueso riquísimo”
A lo que alguna vecina respondía:
“Deme usted una perra gorda de sustancia, pero a ver si me la sirve usted a conciencia”
De aquellas épocas viene el refrán:
“A la olla de enero, ponle buen sustanciero”
La pobreza era tal que el caldo no sabía a nada, porque era agua y poco más. Para darle algo de sabor no es que echabas un hueso de jamón, sino que alquilabas el hueso de jamón durante un tiempo. Lo metían en la olla y lo tenían un rato. Recuerdo que me contaron que no costaba lo mismo si el hueso había sido cocido poco o mucho.
¿Cómo me he acordado?
Estas navidades nos regalaron una cesta de navidad que incluía un jamón. Durante este tiempo hemos dado buena cuenta hasta que lo hemos terminado. Otros años lo hemos cortado y guardado los huesos en el congelador pero realmente no les sacamos provecho. Prefiero los huesos frescos que nos regalan en la carnicería. También podíamos haberlo regalado, pero… queda un regalo de poca enjundia. La realidad es que cuando he visto el hueso en el cubo de basura me he acordado de esta historia, la del sustanciador.
El peso del entorno
Lo que hoy tiro, en otros tiempos hubiera sido un lujo. No eran genéticamente distintos, eran las mismas personas pero en otro entorno. Yo he tenido la suerte de vivir en un entorno que, con cierto esfuerzo, consigues más de los recursos que necesitas.
Ya no hay sustancieros porque no hacen falta. ¿Te lo imaginas gritando por tu calle?
En un entorno sin oportunidades, por muchos esfuerzos que hagas pocos avances logras. Además de otros factores, por si mismo la existencia de sustancieros hace que uno se piense el cambio de entorno. En este caso, la emigración.
Otra posibilidad es adaptarte, aceptar el entorno y buscarle las vueltas para vivir lo mejor que te permite el entorno.
Que no vuelva a existir
El puesto de sustanciero desapareció antes de la AI. Una mala noticia sería que volviera a existir el sustanciador. Eso significaría que vuelve el hambre y la miseria, con ellas, la miseria humana.
La inteligencia artificial eliminará puestos que ya no tendrán sentido y generará otros. Esto siempre ha pasado. Hay muchos puestos alienantes que serán absorbidos. Hasta aquí, como siempre. Tengo una única duda. Cuando el ser humano deja de ser necesario para mantener el sistema…
¿Qué papel tendremos las personas en el mundo?