Dilema: Planificar o improvisar en la vida

Dejarse llevar como una hoja por el viento o estructurar todo lo que vas a hacer para conseguir un objetivo. Ambas opciones tienen ventajas y desventajas y, dependiendo del momento vital, podemos utilizar una u otra. También, hay puntos intermedios pero que obviamos para simplificar el análisis.

Por lo general, en Emprendimiento Vital ayudamos a definir qué quieren las personas en la vida y dotamos de instrumentos y organización para conseguirlo. Es decir, ayudamos a planificar las acciones para conseguir un objetivo, no sin antes hacer un análisis de múltiples variables que se pueden ver afectadas. Pero, ¿Siempre es lo mejor?

Planificar cómo estrategia

El camino más corto para conseguir lo que queremos es la planificación. Es más corto, más eficiente y más seguro. Si tengo claro que quiero conseguir y cuales son mis objetivos, diseño un plan que facilite su consecución. Si además tengo en cuenta las variables que influyen, puedo generar planes de contingencia para posibles contratiempos. Así, haciendo lo que tengo que hacer tengo más probabilidad de que ocurra y con el menor esfuerzo. Suele ser un poco más aburrido al tener que ceñirnos a un plan, pero una vez conseguidos una serie de hábitos, implicará menos esfuerzos.

Ejemplo

Si ocupo un puesto técnico y quiero ocupar un puesto directivo puedo estudiar un máster. Es posible que antes tenga que ahorrar, pasarme un tiempo estudiando y trabajando con el esfuerzo que supone y probablemente tenga que cambiar de empresa posteriormente porque en la mía no lo reconozcan. En 3 años está resuelto.

Improvisar como estrategia

Otra opción es improvisar. Como John Rambo, vivir día a día tomando decisiones sin seguir un patrón o un objetivo claro, más que lo que te parece en ese momento. Es una situación contraria a la planificación. Se utiliza cuando no se sabe qué se quiere hacer en la vida, cuando no tienes objetivos claros, cuando se ha «roto» tu mundo. Si no sabes qué es lo que quieres, no tiene sentido estructurar la vida a largo plazo. Dicho de otro modo, has perdido el criterio. Las ideas fluyen sin orden y tengo que reorganizarlas antes de saber qué quiero hacer. Se trata de una etapa exploratoria donde tienes que cambiar pero no sabes como y buscas y experimentas nuevas situaciones que te resulten interesante. No es una fase hedonista, sino de búsqueda de nuevos intereses y objetivo. Por tanto, es temporal. Te abre nuevos mundos y luego se decide sobre ellos.

Ejemplo

Cualquier situación de cambio tipo quedarse en paro, divorcio o matrimonio, crisis existencial, jubilación, en la que lo que hacías ya no lo puedes hacer o no te vale para autoexpresarte y no sabes hacia donde cambiar. Haces otras cosas, quedas con otras personas, buscas nuevas aficiones, es decir, exploras y experimentas.

¿Cómo improvisar sin peligro?

En ese improvisar y vivir nuevas experiencias hay personas que han acabado teniendo problemas, ya sea en tema de drogas, sectas o, en general, equivocándose de camino.

Para hacerlo de una manera más segura tenemos dos armas que nos pueden ayudar. La primera, nuestros valores y la segunda nuestra experiencia.

Los valores

Para tí, sabes que está bien y qué está mal, qué es lo importante y que es lo accesorio, que te generará incomodidad si lo haces y qué te dará satisfacción. Puede que no sepas hacia donde dirigir tu vida, pero si la adecuación de una actuación para ti. Es decir, te marca los límite de lo que hacer, cómo hacerlo o si hacerlo.

La experiencia

Si ya tienes una edad, seguro que ya has pasado por situaciones similares. Eso te dará una idea sobre como te comportas en estas situaciones. Hay personas que al improvisar son autodestructivas. Necesitan orden y estructura en su vida y deciden caminos que les perjudican. Otras personas, en cambio, encuentran un nuevo camino sin ponerse en riesgo.

Si eres de los segundos, no te preocupes, improvisa siguiendo tus criterios. Si en cambio, eres de los primeros, de los autodestructivos, tienes dos opciones:

  • Prueba otra estrategia. Haz lo contrario a lo que sueles hacer.
  • Pide ayuda. Apóyate en personas cercanas que estén atentas a tus decisiones y hazles caso.

Cuándo planificar y cuándo improvisar

En primer lugar, no hablamos de una situación absoluta, podemos planificar en un ámbito de la vida e improvisar en otros. También tiene que ver con el momento vital, dependiendo de este improvisaremos o planificaremos. Pero al menos podemos dar algunas pistas.

Importancia

Cuanto más importante sea la situación, mayor planificación necesita. Si no tiene consecuencias importantes o es poco probable que ocurran, se puede utilizar más la improvisación.

Claridad de objetivos

Cuanto más claros tengamos los objetivos, más útil es la planificación.

La duración de lo que quieres conseguir

Cuando tienes objetivos a corto plazo o algo no muy difícil, no requiere gran planificación y puedes improvisar más que cuando los objetivos son complejos de conseguir y a largo plazo. Si tienes que dar muchos pasos en una dirección mejor seguir esa brújula que la la planificación. Es cierto que a veces improvisando también se llega, pero es menos probable

Habilidades para improvisar y planificar

Cada persona nos movemos mejor en una de las facetas. El tener una historia detrás te ayudará en qué terreno te mueves mejor.

El entorno

Hay entornos en los que las equivocaciones tienen menos consecuencias. En esos improvisar puede ser una opción. Por ejemplo, no es lo mismo no encontrar donde dormir teniendo una playa cálida cerca a que te ocurra en la estepa siberiana. Igual con el clima que con otro tipo de entornos más sociales o económicos.

La improvisación tiene mala prensa

Esta entrada no es un alegato a favor de la improvisación, pero ciertamente tiene sus virtudes que a veces no se tienen en cuenta. Al improvisar encuentras nuevas variables con las que nunca hubieras contado y estas te llevan a formas distintas de llegar al objetivo.

Por otro lado, el entorno también cambia, eso hace que se requiera competencias de adaptación y que los que lo hacían antes distinto tienen ahora más posibilidades.

Los caminos «oficiales» fallan cuando el sistema no funciona. Ser un buen chico, estudiar, ser cumplidor con el trabajo… no están demostrando ser mejores que otros sistemas. Si se piensa en Mayo del 68, los revolucionarios al cabo de unos años acabaron en el poder y los que cumplían con el sistema los vieron pasar a los puestos que debían ocupar ellos. Juan José Millás basa en esta generación uno de sus libros (La soledad era esto).

En entornos complejos, cambiantes, ambiguos y difíciles de entender, no es fácil planificar, por lo que un toque de improvisación puede ser más eficaz.

Satisfacción

Por último, la satisfacción. Aunque hay personas que están incómodas al improvisar, para la mayoría es más agradable que hacer lo pautado. Es decir, hacer lo que tengo que hacer vs hacer lo que quiero hacer y que me quiten lo «bailao».

Conclusión

La improvisación y la planificación no son incompatibles. Son dos estrategias distintas para conseguir un mismo objetivo. Hay entornos y situaciones que favorecen más uno que a otro, pero no significa que no sirvan.

Una buena combinación entre improvisación y planificación aplicados en los momentos adecuados se demuestran como más eficiente que basarse solo en uno.

Aunque en Emprendimiento Vital presumimos de generar Manuales de instrucciones para la vida, esos solo solucionan una parte del problema.

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